La Universitat ha avalado la fianza civil de 120 millones de
pesetas que un juez le exigía al ex gerente de la institución,
Lluís Pinya, por su responsabilidad en la trama económica
descubierta en la agencia Brokerval.
Fuentes judiciales informaron que el pasado miércoles un
representante de la institución académica acudió al juzgado de
instrucción número 6 de Palma, y presentó un documento en el que se
avala la cantidad que, en concepto de responsabilidad civil, se le
reclamaba a Pinya, quien tuvo que dimitir de su cargo en la UIB
tras verse implicado en este escándalo económico. La presentación
de este dinero es independiente a la responsabilidad penal en la
que pudo incurrir Pinya en este asunto. De hecho, el fiscal le
acusa de los delitos de apropiación indebida (como encubridor) y de
falsedad. El juez Miquel Florit, en el auto en el que establecía la
apertura del juicio oral contra los responsables de la agencia,
establecía que si Pinya no podía hacer frente a esta cantidad con
su patrimonio personal, subsidiariamente debía ser la UIB quien
cubriera esta fianza.
Lluís Pinya compartía el cargo de gerente de la UIB con el de
miembro del Consejo de Administración de Brokerval. En esta agencia
de valores invirtió 200 millones de pesetas de la UIB, destinados a
letras del tesoro. Cuando la institución quiso recuperar el dinero
la agencia le libró un talón, firmado por Francisco Berga, de 111
millones de pesetas, que fue devuelto por falta de fondos. Sin
embargo, Berga, en su condición de apoderado de la empresa Classic
Vission, creada para defender los intereses de los herederos del
pintor Xim Torrens, ordenó una transferencia de 90 millones de
pesetas desde Luxemburgo a una cuenta corriente de Palma. El dinero
fue transmitido a tres cuentas en un mismo día. Finalmente se libró
un talón a la Universitat por 111.243.433 que, en esta ocasión, si
fue pagado.
El fiscal Joan Carrau entiende que Pinya estuvo siempre al
corriente de esta negociación y conocía que el dinero que
recuperaba la UIB pertenecía a una sociedad que no tenía ninguna
relación con la agencia Brokerval. La acusación mantiene también
que Pinya estaba al corriente de la mala situación que atravesaba
la agencia, puesto que había sido informada por la jefa de
contabilidad de que el primer talón había sido devuelto. Lluís
Pinya, en cambio, ha mantenido desde el principio que desconocía de
dónde se obtuvo este dinero, y ha justificado su presencia en el
Consejo de Administración de la agencia para controlar las
inversiones que realizaba la institución académica.
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