El president Francesc Antich admitió ayer que algunos departamentos
de su gabinete deben mejorar, aunque negó que esté planteándose una
inminente remodelación en su Govern, tal y como se ha especulado
durante los últimos días. Antich volvió a manifestar que «los
cambios de Govern se hacen, no se anuncian», aunque rechazó que
ahora pueda haber una remodelación. El president no quiso dar más
explicaciones sobre el futuro de su gabinete a pesar de los
insistentes rumores que circulaban en los pasillos del Parlament
ante la inminente sustitución de Josep Antoni Ferrer como conseller
d'Obres Públiques.
Algunas fuentes señalaron que Antich estaba dispuesto ayer mismo
a anunciar los cambios, pero que una filtración sobre sus
intenciones le han obligado a paralizar la remodelación. En cambio,
desde las filas socialistas aseguraban que, en caso de optar por la
sustitución de Josep Antoni Ferrer como conseller d'Obres
Públiques, la «cuota menorquina» no plantearía ningún problema. En
cualquier caso, las mismas fuentes señalaron que «un menorquín
sustituiría a Ferrer como máximo responsable del departamento
d'Obres Públiques».
Al margen de los desmentidos de Antich, un hecho evidente es el
malestar que existe en el Consolat de Mar ante la gestión de Josep
Antoni Ferrer como conseller d'Obres Públiques, y más en concreto
sobre la escasa actividad que hay en dicho departamento para poner
en marcha las carreteras que quiere el Pacte de Progrés. Antich
estaba dispuesto poco después de las elecciones generales a
sustituir a Ferrer, junto a Antoni Costa y Margalida Rosselló, pero
el president decidió mantener el actual Govern para no dar una
imagen de debilidad ante la sociedad tras la apabullante victoria
del PP en las generales. Esta decisión logró sus frutos ya que la
imagen del Govern cambió en poco tiempo, pero la política de
carreteras sigue siendo una de las asignaturas pendientes del Pacte
de Progrés.
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