La incidencia de la inmigración en la sociedad receptora constituyó
el tema de debate de la sesión de ayer en el seminario policial,
organizado en Palma por el Ministerio del Interior y de la
Dirección General de la Policía sobre inmigración y seguridad. Los
expertos en inmigración pusieron de manifiesto que es un error
tener el mismo comportamiento con todos los inmigrantes
extranjeros, puesto que no todos provienen de la misma cultura ni
todos procesan la misma religión.
Paul Delriu, del departamento de Relaciones Internacionales del
Instituto de Altos Estudios de la Seguridad Interior de Francia,
expuso que la disparidad de la gente que llega a los países
europeos provoca situaciones bien distintas y no es el mismo el
choque cultural de una familia africana poligámica, que el de una
islámica u oriental. Delriu insistió en que los policías deben
tener en cuenta esta diversidad cultural en el trato con los
inmigrantes.
Por su parte, Collin Hardin, del Servicio de Inmigración del
Reino Unido, declaró que teniendo en cuenta la estructura
geográfica de su país y que el personal dedicado a inmigración es
insuficiente, la expulsión rápida de los extranjeros que llegan en
situación irregular al país es el procedimiento más habitual. Dijo
que el año pasado se expulsó a 70.200 extranjeros. Sin embargo,
señaló que en los últimos años las peticiones de asilo político se
han incrementado en su país, así como las concesiones del mismo, ya
que han pasado del 4 por ciento que se otorgaron en 1994 al 36 por
ciento, en el año 2000.
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