«Los brókers funcionan con un sentido gregario, con un
comportamiento de manada y, en la mayor parte de los casos, se
basan para actuar en simples rumores». Así explica Joaquín Tintoré,
director del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea),
las conclusiones de un informe realizado por Víctor Eguíluz y
Martín Zimmermann, dos investigadores del Departamento de Física
Interdisciplinar de este Instituto, centro mixto formado por la
Universitat de les Illes Balears y el Centro Superior de
Investigaciones Científicas.
El estudio ha tenido una amplia repercusión internacional hasta
el punto de que fue publicado en la prestigiosa «Physical Review
Letters» y, de ahí, en «Nature», donde el titular de la información
fue de lo más contundente: «Los 'brókers' pueden actuar como
borregos». También los analistas del First National Bank of Chicago
han destacado que el modelo propuesto por estos científicos para
interpretar el funcionamiento de los mercados puede ser de especial
interés en el aspecto concreto de la administración de riesgo.
Tintoré explicó que el estudio parte de la aplicación de modelos
matemáticos en los sistemas de las bolsas, donde se reproducen con
ecuaciones los factores que intervienen en su funcionamiento. El
trabajo intenta captar la complejidad de este sistema de las
bolsas, asegura Tintoré, de una manera interdisciplinar. Ese es, de
hecho, el sistema de trabajo de Imedea, que utiliza planteamientos
matemáticos, físicos, químicos y hasta biológicos en sus estudios.
Las dos conclusiones clave a las que llega el estudio es que los
agentes de los sistemas financieros actúan de un modo gregario y en
función de rumores. Según el estudio, las causas de las grandes
fluctuaciones de las bolsas no se explican en términos aleatorios,
como una subida o una bajada de los tipos de interés, aunque
influyan, sino que son consecuencia del comportamiento gregario de
los 'brókers'.
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