El empleo temporal de invierno en Balears ha recibido un golpe que
los empresarios de hostelería califican de «mortal» al aplicarse,
por primera vez, la reforma de los fijos-discontinuos en vigor
desde 1998. El decreto, que contó con el apoyo del Gobierno y de
los sindicatos, pero no de los empresarios, que se negaron a
suscribirlo, considera el contrato fijo-discontinuo como un
contrato a tiempo parcial y limitó su duración máxima anual en un
77% de la jornada habitual.
Los trabajadores fijos-discontinuos que atienden los históricos
programas del Imserso, base fundamental de la actividad en
temporada baja en Balears, encadenan su contrato y superan este
77%. Entonces, el INEM deniega el desempleo a esos trabajadores
cuando interrumpen su contrato. El primer colectivo afectado en las
Islas asciende a 40 personas, según confirmó ayer a este diario el
director provincial del INEM, Antonio Contestí.
Ante esta situación, los empresarios expresan sus quejas en la
comisión ejecutiva del INEM por esa denegación, pero la entidad
responde que son «trabajos de una misma naturaleza que superan el
77% y entonces debe considerarse a esos trabajadores a tiempo
completo». «El problema crece con el paso de los años ya que la
creación de fijos-discontinuos desde el año 99, cuando entró en
vigor esa reforma, fue la primera hornada, y la segunda ha sido en
el 2000, pero ya empieza a notarse el efecto; si no se detiene en
el 2001 irá a más», explicó el asesor laboral de la patronal,
Carlos Sedano.
Este tema lo lleva una comisión de seguimiento del programa del
Imserso y salió a debate, incluso, advirtiendo que si el INEM
continúa con esta política de negar las prestaciones a los
fijos-discontinuos, una de dos, o el empresario no contratará el
programa del Imserso o el trabajador se negará a prestar el
servicio porque se juega el desempleo.
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