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El fervor popular de los mallorquines hacia la patrona de Palma, la Verge de la Salut, se hizo notar ayer durante el acto de la ofrenda floral. A partir de las siete de la tarde los «Gegants de la Sala» acompañados por miembros de la Escola Municipal de Xeremies invitaban a participar a todos los vecinos de la zona de las calles Oms y Sant Miquel, por donde transcurrió el desfile que abrieron la Sección Montada de la Policía Local y la Banda Municipal de Música.

En esta última calle se congregó mucha gente, sobre todo frente al portal mayor de Sant Miquel. Allí se situó el palco que ocuparon la corporación local, encabezada por el alcalde de Palma, Joan Fageda; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; el párroco de Sant Miquel, Llorenç Riera, y el vicario episcopal, Tomeu Tauler.

Si bien el desfile destacó por la numerosa participación de gente, perteneciente a diversos colectivos culturales, cofradías, centros de la tercera edad y casas regionales, no estuvo a la altura en cuanto a la organización. No se cortó el paso a los peatones que venían desde la Plaça Major o del Olivar, mezclándose éstos con los que portaban las ofrendas de frutas y flores, restando por ello la fluidez y la brillantez deseadas. Sólo poco antes de concluir se puso remedio a esta situación. Los participantes fueron entregando ramos de rosina roja y amarilla, ofrecida por el Ajuntament, formándose dos grandes paneles en el portal del templo con los colores de la bandera mallorquina.

Como es costumbre, también aportaron muchas cestas de fruta, que después de ser bendecida se repartirá entre distintos centros de beneficencia. El grupo Anaquiños del Centro Gallego interpretó frente a la iglesia con sus gaitas «L'Oferta», y la Hermandad del Rocío acudió con varios miembros ataviados con el traje mallorquín y el de la Comunidad de Andalucía. Al finalizar, el alcalde, los concejales y la delegada realizaron su ofrenda floral en el camarín ante la Virgen.