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Parece ser que la meteorología fue generosa en el día de ayer y, después del mal tiempo que ha padecido la Isla en las últimas jornadas, las calurosas temperaturas y un sol deslumbrante permitieron celebrar sin contratiempos el tradicional desembarco del Rei en Jaume. Sobre las 18.00 horas, las tropas catalanas del Rei en Jaume se acercaron, como manda la tradición, a la bahía de Santa Ponça con motivo de la conmemoración del 772 aniversario del desembarco del ejército cristiano, que llegó a Mallorca en 1229 para arrebatarle la Isla al Islam.

Los cristianos llegaron hasta la costa, ubicada cerca de la Creu de la Conquesta, a bordo de una golondrina, ornamentada para la ocasión. Con aires de grandeza, pero bastante más tranquilos y pausados que sus contrincantes, los cristianos iban desfilando frente a los moros con la completa seguridad de su victoria. El último en pisar tierra fue el Rei en Jaume, que en esta ocasión fue encarnado por el joven Javier Lirio, natural de Santa Ponça.

A su vez, las tropas islámicas, que esperaban ansiosas la inminente batalla, entonaron abucheos como «ea, ea, los moros se cabrean» o «mucho moro», que fueron calentando el ambiente. Después de los típicos gritos de amenaza que los sarracenos dirigían a los cristianos, la frase de «al ataque», pronunciada por el rey, daba comienzo a la tradicional batalla. Tras el desfile de las tropas de la cruz y las cuatro barras, por un lado, y de la media luna, por el otro, se sucedieron las escaramuzas guerreras y los enfrentamientos en el Caló d'en Pellicer, para terminar finalmente en la playa pequeña con la tradicional victoria por parte del ejército cristiano.

Este simulacro, recuperado hace tan sólo unos años, se ha consolidado ya como una fiesta popular dada la participación ciudadana, que este año ha sido bastante inferior que en ediciones anteriores; quizás porque el buen tiempo marcó el retorno por parte de la gente a las distintas playas de la Isla. La fiesta concluyó con el tradicional concierto nocturno, que pone fin al verano.