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J. MOORE/J. RODRÍGUEZ La estancia en la localidad mallorquina de Pollença del ministro británico del Interior y Justicia, David Blunkett, ha creado una gran polémica en la sociedad de Gran Bretaña. Este revuelo se basa, principalmente, en el enfrentamiento entre los que consideran que el titular de la cartera de Interior actúa correctamente «al intentar hacer una vida normal en tiempos de crisis» y los que piensan que Blunkett «por su papel dentro del Gobierno debería estar en Londres para hacer frente a cualquier eventualidad que pueda surgir». Todo esta polémica ha sido recogida por alguno de los principales diarios y tabloides del Reino Unido. Concretamente el «The Sun» defiende la postura del ministro ya que «está dando ejemplo de que se debe hacer vida normal».

David Blunkett, según ha podido confirmar «Majorca Daily Bulletin», permanecerá en la Isla hasta el próximo domingo aunque fuentes de su gabinete aseguran que si surgiera algún imprevisto podría volver a Londres «de manera inmediata». El ministro, al parecer, está ultimando las nuevas leyes que, contra el terrorismo, pretende poner en marcha el Gobierno Blair. Esta nueva legislación en materia antiterrorista, que se debatirá el lunes en el Parlamento inglés, incluye mecanismos para acelerar el proceso de extradición de personas sospechosas.

La norma, asimismo, estudia la posibilidad de obligar a todos los ciudadanos británicos a tener un documento de identidad, similar a nuestro DNI, y otorga más poder a la policía inglesa para detener a sospechosos. El anteproyecto de esta nueva ley antiterrorista también ha sido criticada en el Reino Unido ya que, aseguran sus detractores, «atenta contra los derechos civiles de los ciudadanos».

Blunkett ya ha defendido públicamente su estancia en Mallorca, asegura que ya estaba planeada con antelación al conflicto y que, textualmente, «las personas tienen que seguir haciendo su vida normal. La lucha contra el terrorismo será un proceso largo que no va a durar días, sino meses» aseguró. En los mismos términos se manifestó el mismo día que partió hacia Mallorca cuando aseguró que los ciudadanos no deben tener miedo a un ataque con armas bacteriológicas.