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La santa mallorquina Catalina Thomàs ha tenido una excelente representación en el 2001 en la figura de las niñas Paz Mercadal Ferrer y Aina Torres de la Rosa, beatetes que presidieron los carros triunfales de Palma y Valldemossa respectivamente y María Bibiloni, Beata Major de la Processó de Santa Margalida. La fiesta de la que fueron protagonistas quedó reflejado en las páginas de Ultima Hora , y antes de que concluya el año, las reunimos para saber cómo vivieron tan tradicional evento. El lugar no podía ser otro que el monasterio de Canonesas Regulares Lateraenses de San Agustín, más conocido como de Santa Magdalena, cuya iglesia guarda la urna que contiene el cuerpo incorrupto de Sor Tomasseta. Desplazadas las tres allí, nos encontramos, sorprendentemente, con que dos de ellas, Aina Torres, de Valldemossa, y María Bibiloni, de Santa Margalida, no conocían el lugar donde vivió la santa ni habían visto dónde descansan sus restos mortales.

De la representante de Palma, Paz Mercadal, se puede decir que «nació» con esta tradición. Su familia materna ha sido y es una gran entusiasta de esta fiesta y a la pequeña Paz la «apuntaron» para candidata nada más nacer. Con apenas dos años fue angelet y llegado el turno de ser Beateta contó con el consejo de sus primas que también representaron a la Beata y de su tía, Pilar Ferrer, coordinadora de la cabalgata en Palma. Paz nos dijo: «Viví la gran ilusión de mi vida, y lo que más me gustó del carro fue todo en general, pero especialmente el acompañamiento de tanta gente de Mallorca y tirar caramelos».

La valldemossina Aina Torres, de seis años de edad, que cursa sus estudios en el colegio Nicolau Calafat, señaló: «Lo que más me gustó fue poder salir en el carro con mis amigos, los payeses y ángeles. Me puse un poco nerviosa, pero fue a causa de lo contenta que estaba». La niña representante de la Beata en Valldemossa no suele participar en ningún acto más durante el año. Únicamente es la mano inocente que saca la bola con el nombre de la próxima representante el día del Corpus después de la procesión. El Ajuntament de Valldemossa paga los confites que reparten las Beatetes, aunque éstas no reciben ningún detalle conmemorativo de carácter personal.

La Beata Major de Santa Margalida representa a la santa ya adulta, por lo que luce el hábito de canonesa a diferencia de las dos pequeñas, que lo hacen vestidas de payesa. Este año recayó en María Bibiloni, de veinte años de edad, que estudia Administración y Finanzas. «Resulté elegida "explicó María" a través de un sorteo en el que había catorce aspirantes. El día de la procesión lo pasé con muchos nervios. Por la mañana estaba más tranquila, pero a la hora de partir a la procesión, me temblaban las piernas. Los demonios, aparte de hacer sus dimoniades, se portaron bien conmigo y no me hicieron daño cuando estrellaban las jarras de cerámica a mis pies. Es un día que rompen muchas. Si el Ajuntament reparte unas mil, a lo largo de la procesión se pueden llegar a romper a los pies de la Beata Major entre 700 u 800, además de las que rompen al finalizar la misma frente al templo parroquial. Durante el cortejo, que impone mucho, voy flanqueada por las representantes de Santa Catalina y Santa Práxedes. No podemos hablar y debemos observar una actiud muy seria».