La Conselleria de Benestar Social distribuirá el próximo año unas
diez mil «tarjetas de crédito» "tarjeta básica" entre los segmentos
de población más necesitados de la sociedad balear. Cargadas con
30.000 pesetas aproximadamente, se podrán utilizar en cualquier
establecimiento para la adquisición de productos básicos como
alimentos y medicinas.
Las condiciones para poder acceder a la tarjeta básica serán ser
mayor de 65 años o tener una discapacidad de más del 65% y que los
ingresos por familia no superen las 600.000 pesetas anuales,
cantidad considerada como «límite de subsistencia».
Con esta iniciativa la Conselleria de Benestar Social quiere
seguir cumpliendo el compromiso del Pacte de Progrés de incrementar
las pensiones más bajas subiéndolas hasta un 65% o un 70% del
salario mínimo interprofesional. Con la tarjeta básica, las
pensiones no contributivas quedarán en un 60% de esta renta.
En realidad, la tarjeta básica que ha proyectado la consellera
de Benestar Social, Fernanda Caro, es un subterfugio para evitar
las impugnaciones a que han sido sometidas sucesivamente el
complemento a las pensiones no contributivas del Govern por parte
del Gobierno de Aznar.
Con la tarjeta básica y la metodología para su asignación, los
beneficiarios no vienen definidos como perceptores de las pensiones
no contributivas. Por otra parte, el dinero utilizado por estas
personas en la satisfacción de sus necesidades básicas no pueden
ser considerados como ingresos por la Administración.
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