Lo que todos imaginábamos se acaba de producir. Parte del terraplén sito detrás de una de las porterías del campo de fútbol 7 de Peguera se ha caído a causa de la lluvia. Era de esperar. Afortunadamente, no ha causado ningún daño personal, pero a la vista está el material: no sólo las piedras yaciendo en la zona donde se sitúa el público, sino que además se han tenido que reducir en 11 metros las dimensiones del terreno de juego en lo que subsanan las consecuencias del derrumbe.
La noticia nos la da Martín Amengual, ex presidente del CD Peguera, que fue quien el pasado mes de marzo denunció el peligro que suponía para el portero el jugar cerca de una pared de la que a menudo se desprendían piedras. Y ayer nos advertía del derrumbe. Amengual nos muestra una carta enviada por el Ajuntament de Calvià en la que, a raíz de la publicación de esta noticia "mes de marzo, repetimos" le advierte que de las cuestiones del campo se encargan ellos "el Ajuntament" y no él, «con lo cual "apostilla" hice lo que tenía que hacer: dimitir».
Amengual nos invita a dar una vuelta por el polideportivo, donde, aparte de la cutrez y tercermundismo que reina por doquier, observamos una alfombra de piedras a su alrededor, que en un momento determinado del partido podrían ser lanzadas al terreno de juego, sin especificar contra quién. Hay también algún que otro hierro sobresaliendo por encima de la valla de marès que separa éste de la zona de espectadores, así como cables eléctricos a la vista, y en cuanto a los focos, algunos los ha movido el viento.
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