TW
0

La gran mayoría de restaurantes y hoteles de Mallorca tienen ya todas sus reservas agotadas para la celebración de la cena de San Silvestre. Cita mágica donde las haya, es noche de lucir, también de buen comer y por ese motivo los chefs hacen gala de toda su profesionalidad e ingenio para ofrecer menús que van desde lo más sofisticado a los gustos más tradicionales. En el hotel Tryp Bellver el maestro Jesús Vara ofrecerá un menú a base de Milhojas de mango y bacalao ahumado con angulas, consomé de pato silvestre, centollo relleno de txangurro con txakolí y algas marinas, sorbete de piña y uvas, solomillo de ternera, y semifrío de cuajada con nueces. Esta cena dará comienzo a las nueve de la noche y estará amenizada por la Orquesta Siglo XX. El precio por persona es de 20.000 pesetas para los adultos y 15.000 pesetas para los niños.

El reconocido cocinero vasco Koldo Royo, en su acogedor restaurante del Passeig Marítim, ha dispuesto el siguiente menú: Ensalada de canónigos y trufa negra, consomé suave de paloma torcaz, canelón templado de langosta, lomitos de lenguado sobre ragú de setas, pechuga de pichón parrilla y chocolate y frutas rojas de Nochevieja. Excelentes caldos regarán los manjares de este menú cuyo precio por persona es de 25.000 pesetas.

Seguimos en la misma zona de la bahía de Palma, y llegamos al restaurante Mediterráneo 1930. El director, Rafael Pons, junto al chef Pepe Ramírez apuestan por un menú muy variado con varias opciones. Entre los platos a elegir están los de ensalada de langosta y setas a la vinagreta de trufas o foie gras de oca con jamón de pato y manzanas; medallones de rape sobre juliana de vegetales o suprema de dorada con calamares y tomate confitado; tournedó al moscatel o faisán relleno de castañas, y sorbete de piña o tartaleta de queso. El precio de este menú es de 13.000 pesetas e incluye exquisitos vinos, uvas y bolsita de cotillón.

En el restaurante Bahía Mediterráneo el menú aúna platos clásicos, muy propios de Nochevieja con pinceladas de nueva cocina. El veterano de la restauración mallorquina Juan Marí junto al chef, Toni Mauro, conscientes de los gustos de su clientela, ofrecerán un cóctel de entrada con aperitivo a base de terrina de foie de Estrasburgo. El menú se iniciará con una crema de patata y comino con magret de pato, gratén de bogavante al azafrán, centro de solomillo de ternera a las uvas, y tartita Saint Honoré con frutas del bosque. Este menú, cuyo precio por persona es de 25.000 pesetas, incluye las bebidas, café, licores, turrones y las doce uvas. La cena estará amenizada por músicos ucranianos y la orquesta Bahía Mediterráneo en la discoteca. Al director Juan Marí no se le escapa nada. De madrugada ofrecerá un resopón muy original a base de pinchos, pues gozan de mucha aceptación entre sus clientes.

La sofisticación y la cocina más refinada la encontramos en el hotel Arabella Sheraton. A partir de las ocho de la tarde se ofrecerá un cóctel de bienvenida, siguiendo la cena, preparada por el equipo que dirige el maestro Jaume Balada. Este se compone de ensalada de bogavante con mango caramelizado y vinagreta de coco y lima, crema de gamba mallorquina y flan de hinojo breseado, lubina asada con navajas y panceta con caviar de beluga, solomillo de ternera lechal con rösti de ceps, y cúpula de mango, frutos del bosque y teja de kiwi. El precio de este menú, que incluye también las uvas y bolsa de cotillón, es de 45.000 pesetas.

En los establecimientos reseñados no sólo han tenido en cuenta el menú en sí que va a degustarse, sino una serie de complementos de especial buen gusto, como son los los vinos, y delicias navideñas, adornos en las mesas y ventanales. Koldo Royo explica que «me gusta que quienes vienen a casa se sientan como en la suya, o sea, muy bien arropados. Así pues, las luces interiores serán indirectas y alumbraremos las mesas con velones, algo que no impedirá que puedan apreciarse los manjares que van a degustar». Otro factor que van a tener todos muy en cuenta es la temperatura de los comedores, salones y estancias. La calefacción deberá obervar, si cabe, unos grados más de los acostumbrados por aquello de que las damas asistentes no sientan frío y puedan lucir sus trajes de noche que incluyan tirantes o generosos escotes sin pasar frío o tocarse con alguna prenda complementaria.