Los hermanos Pere y Jaume Llinàs y su primo Toni Flexes disfrutaron de todos los regalos.
07/01/02 0:00
Tras la noche más mágica en la vida de todo niño, llega el día más intenso. Después de contemplar el desembarco de los Reyes de Oriente en tierras mallorquinas, los más pequeños de la casa se acostaron muy pronto el sábado para acortar así el tiempo de espera que les separaba de sus regalos. Pronto cantó el gallo para esos locos bajitos. A unas horas bastante intempestivas para una mañana de domingo, y sin tiempo de despojarse de los pijamas, los menores corrieron hasta el árbol de Navidad para descubrir los distintos regalos. Muchos niños pasaron la noche en continua agitación para ver amanecer un día muy diferente a los demás.
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