La titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Palma ha dictado
un auto de archivo de la causa abierta por el PP de Balears, que
acusaba a la ex consellera d'Innovació i Energia, Misericòrdia
Ramon, y al ex gerente del ParcBit, Felio Morey, de los delitos de
fraude y tráfico de influencias.
Ramon «blindó» el contrato de Morey con una cláusula que le
garantizaba hasta 120 millones de pesetas en caso de que éste
último fuese destituido del cargo. Sin embargo, el fiscal tampoco
había apreciado la existencia de delito alguno en el caso y también
solicitaba el sobreseimiento. Morey había incluido una cláusula en
su contrato, aceptada por Ramon, que le garantizaba hasta 120
millones de pesetas en caso de que fuese destituido del cargo. Por
ello, la ex consellera se vio obligada a dejar la cartera
d'Innovació i Energia a principios del pasado año, aunque Morey
también dimitió, finalmente se llegó a un acuerdo por ambas partes
para que no se pague esta indemnización.
El PP presentó la querella criminal contra Ramon y Morey como
una manera de contrarrestar la estrategia jurídica seguida por los
socialistas de las Islas en los casos «Formentera» y «Bitel», que
apuntan de forma directa al ministro de Medio Ambiente y ex
president del Govern, Jaume Matas. El teniente fiscal de las Islas,
Ladislao Roig, había entregado un escrito a la titular del Juzgado
de Instrucción número 10 de Palma, Carmen Abrines, en el cual
desmontaba todas y cada una de las alegaciones de la acusación,
representada por el abogado Carles Perelló.
El fiscal señalaba que en el supuesto delito de fraude
«difícilmente puede integrarse en un 'concierto' dirigido a
'defraudar a cualquier ente público', elementos éstos del tipo
penal del delito de fraude tipificado en el artículo 436 del Código
Penal», y añade: «Las condiciones contractuales en base a los
cuales el señor Morey fue contratado como director general de
'ParcBit' y la posterior extinción de su contrato pueden
calificarse de muy distinta manera y ser objeto de distinta
críticas y reproches, pero no motivo de quedar incursas en un
proceso penal». Recordaba, asimismo, que una auditoría de Ernst
& Young a fecha 31 de diciembre de 2000 «no hace alusión alguna
a posibles irregularidades».
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