De esta manera, si después de los temporales del mes de
noviembre pasado Balears registró un superávit de lluvias del 3 por
ciento, el sábado pasado en Menorca ya se registraba una falta de
lluvias de un nueve por ciento por debajo de la media del útimo
medio siglo y en Eivissa el déficit llegaba al 17 por ciento. Por
su parte, Mallorca, que había mantenido un superávit de lluvias «en
un simbólico tres por ciento», en palabras de Jansá, el vienes veía
como se reducía hasta un dos por ciento después de diversos días
sin lluvias.
La situación en los embalses del Gorg Blau y Cúber no parecen
reflejar estos déficits, a primera vista, ya que se encuentran al
80 por ciento. No obstante, la evolución que han mantenido durante
estos dos meses ha sido realmente negativa, ya que exactamente
después del temporal los embalses llevaron a rozar el 90 por ciento
de su capacidad y EMAYA tuvo que preparar un dispositivo para abrir
las compuertas. Así y todo, el temporal ha dejado, al menos en
Mallorca, una situación que no se vivía desde 1997, un época de
superávit de agua. Según recuerda Jansá, «durante los últimos años
ha habido dos claras épocas de superávit de lluvias. Una corta que
duró desde principios de 1995 hasta finales de 1995 y otra más
larga que duró desde principios de 1996 hasta finales de 1997».
Sin bajar la guardia
La aprobación del Plan Hidrológico estatal y el de Balears
coincidió casi con los temporales que dejaron en algunos lugares,
como en Lluc, más de 800 litros de agua por metro cuadrado. Pero
fue pura coincidencia. Medidas para gestionar mejor la oferta de
agua (el trasvase de Sa Costera, la recuperación de los acuíferos y
la exploración de más) y, sobre todo, la mejora de la demanda, son
todavía imprescindibles en Balears para garantizar el
suministro.
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