Al fin se produjo la anunciada reunión entre hoteleros y
representantes del Govern balear para intentar acercar posturas en
torno a un tema polémico: la ecotasa. Sin embargo, quien hubiera
puesto altas expectativas en ese encuentro se habrá decepcionado,
porque lo único que ha salido, de momento, es la intención de
estudiar con mayor detenimiento el asunto. La posible solución pasa
ahora por una comisión mixta para evaluar la situación del mercado
turístico. Bienvenida sea la comisión si no es una simple
estrategia dilatoria y hoteleros y Govern están dispuestos a
esforzarse por dar con la fórmula mágica que resuelva de una vez
tan difícil cuestión.
Aun aceptando participar en la comisión mixta, los empresarios
del sector lamentan que las propuestas que a lo largo de los
últimos meses han entregado al Ejecutivo autonómico como
alternativa a la ecotasa hayan caído en saco roto. Desde el Govern,
obviamente, no comparten este punto de vista e insisten en la
bondad de la ecotasa, pero se avienen a estudiar, no un
aplazamiento, pero sí una rebaja de la cuantía.
Consideraciones y presiones políticas al margen, si Govern y
hoteleros están de acuerdo en la conveniencia de crear un fondo
para inversiones medioambientales, hay que insistir en la necesidad
de que se busque urgentemente una salida aceptable para todos,
reformándose aquellos aspectos de la ecotasa que han sido más
criticados.
Balears no puede permitirse el lujo de esperar a que acabe la
temporada para ver quién tenía razón: si los hoteleros o el Govern.
No estamos en condiciones de correr más riesgos que los que vengan
impuestos por la coyuntura económica mundial. Y no hay que olvidar
que si vienen mal dadas no sólo saldrán perjudicados los hoteleros.
El efecto cascada arrastrará a todos. ¿Quién quiere asumir esta
responsabilidad?
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