TW
0

El Parc Natural de sa Dragonera constituye un pequeño paraíso natural a salvo de la especulación depredadora que sufren los paisajes costeros de Mallorca, donde se ha preservado el ecosistema autóctono en un perfecto equilibrio ecológico. La consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló, y el director general de Biodiversitat, José Manuel Gómez, visitaron ayer los trabajos de recuperación forestal que realizan dos brigadas del Ibanat compuestas por 14 hombres, tras los destrozos causados por el temporal del pasado mes de noviembre.

La tala de árboles afectados se combina en la actualidad con la recuperación de los antiguos terrenos agrícolas y las obras de acondicionamiento de las casas del parque. Durante el recorrido, Rosselló, acompañada por el director del parque, Martí Mayol, pudo observar las labores de mantenimiento emprendidas a partir de un convenio suscrito entre el Govern balear y el Consell de Mallorca en 1996 y que se realizan apoyadas por el transbordo de materiales mediante helicóptero.

El enclave más cercano para acceder a sa Dragonera es Sant Elm, donde recala la pequeña «golondrina» Margarita dos veces al día de lunes a sabado, procedente del Port d'Andratx. Desde la pintoresca caleta contigua al embarcadero parte el camino que conduce al edificio de recepción de visitantes, que acoge un pequeño museo. A partir de este edificio se puede llegar a ambos extremos de la isla por una carretera sin asfaltar de 4'2 kilometros de longitud.

Llegados al extremo nororiental se pueden observar todavía los daños producidos por del temporal: 4.000 pinos derribados (de los que se han retirados ya 3.000 a un ritmo de 50 por día) y amplias capas de matorral quemado por el efecto de los rociones de agua salada proveniente de las grandes olas. La limpieza se realiza a mano y los troncos son pelados de la corteza para evitar la proliferación de plagas. La madera afectada es biotriturada y reutilizable.

En torno a Cala Lladó se encuentran los terrenos agrícolas que han sido recuperados que suman dos hectáreas y a las que se añadirá otra al concluir el proyecto. Se trata de cereales como la cebada y el centeno, así como árboles frutales: olivos, algarrobos, higueras y almendros, cuyos cultivos fueron abandonados en los años 70. Tambien se han restaurado las casetas agrícolas y de pescadores.