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Que las mujeres han revitalizado los desfiles de la Semana Santa de Palma es algo que no se puede negar. Desde hace algo más de diez años y después de un más que significativo bajón en el número de cofrades, la decisión de las mujeres de participar en las procesiones derivó en un auge para mayor realce de las mismas. A pesar del anonimato que se esconde bajo los capirotes y antifaces, son fáciles de distinguir. Se aprecia muy bien su silueta bajo las vestas y ya no digamos cuando alargan la mano para ofrecer un confite, delantándolas alguna pulsera que asoma entre la manga y el guante.

Las treinta y una cofradías de la asociación de Palma incorporan mujeres penitentes, y su presencia no sólo se limita a este cometido, pues se las puede ver participando como monaguillos, arropando estandartes, custodiando pasos y como integrantes de bandas de cornetas y tambores. Ana Oliver, coordinadora de la banda Groc i Verd y portadora de la cruz de guía, destacó que en la cofradía Jesús del Buen Perdón existen 40 mujeres cofrades, 8 niñas monaguillos, 12 en la banda pequeña y 12 en la Agrupación Musical. Mónica Bellinfante, presidenta de la de Santa Mónica, destacó que «en la nuestra, un 70 por ciento son mujeres, entre ellas, alumnas del colegio, madres y profesoras».

Otro 70 por ciento de ellas desfilan con la cofradía Cruzada del Amor Divino. Resulta muy numerosa su presencia en la de la Real Virgen Dolorosa. Las damas, como así se denominan, acompañan a la Virgen y se tocan con antifaz en lugar de capirote. También en la de Nuestra Señora de La Esperanza, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Remedio. Consultadas por Ultima Hora muchas de ellas señalaron que «asistimos porque nos gusta participar en las procesiones, y también por devoción».