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El Consell de Mallorca y los ayuntamientos de la Isla crearán una tasa específica para financiar la eliminación de los residuos de construcción, los voluminosos y los neumáticos de los coches que están en desuso. El conseller de Medi Ambient del Consell de Mallorca, Miquel Àngel Borràs, explicó ayer que esta tasa será el método básico para financiar los 39 millones de euros que costará el plan de eliminación de estos residuos aprobado el lunes por el Consell. A pesar de la puesta en marcha de estas tasas, Borràs aclaró que la institución insular confía en poder obtener fondos de la Unión Europea con los que hacer frente a la construcción de diversas plantas de tratamiento. En cualquier caso, el conseller dejó claro que sólo pagarán la tasa quienes generen residuos es decir, básicamente el sector de la construcción.

La tasa que pondrá en marcha el Consell se basará en las licencias de edificación, de acuerdo con las cédulas de habitabilidad concedidas por la institución insular. Esta tasa servirá para eliminar los escombros que genera el sector de la construcción. Por su parte, los ayuntamientos deberán fijar una tasa para la eliminación de los escombros que generen las obras menores, aquellas que realizan los particulares en sus domicilios y que también generan residuos de demolición. Además, los ayuntamientos también deberán poner en marcha una tasa con cuya recaudación se financiará la eliminación de los neumáticos viejos de los coches.

Por lo que respecta al contenido del plan, el Consell espera poder tratar las 788.827 toneladas de basuras de este tipo que se crearon en 2000. Las mayor parte, 772.675 toneladas, corresponde a los residuos de construcción y demolición; 9.746 toneladas más son residuos voluminosos y 6.406 toneladas más son neumáticos fuera de uso. El plan incluye la construcción de seis centros de transferencia en los municipios de Inca, Llucmajor, Artà, Manacor, Calvià y Porreres, donde ya existen plantas provisionales, además de dos plantas específicas de tratamiento en Son Reus y Santa Margalida. También se construirá una planta de tratamiento de neumáticos en desuso y otra para desmontar y separar los residuos voluminosos.

El conseller explicó que, tradicionalmente, este tipo de residuos se depositaban en vertederos sin ningún tipo de control, lo que representa una pérdida de recursos naturales, contaminación del suelo, aparición de incendios incontrolados y contaminación de aguas superficiales y subterráneas. A partir de ahora, tan sólo se podrán depositar en un vertedero de forma controlada, aunque el objetivo del Consell es que el vertido controlado sea tan sólo del 25 al 30 por cien en el caso de los residuos de construcción y voluminosos. Los neumáticos viejos no podrán depositarse en un vertedero en ninguno de los casos.

El conseller de Medi Ambient del Consell de Mallorca, Miquel Àngel Borràs, aseguró que la nueva normativa evitará que se produzcan problemas ecológicos ya que implicará a todos los sectores afectados, especialmente el de la promoción y construcción, además de a los ayuntamientos y a los propios ciudadanos que hacen obras menores en sus respectivos domicilios.

El plan aprobado fija tres sistemas de eliminación para cada tipo de residuo
· Construcción y demolición para regenerar canteras. Estos residuos se destinarán a la regeneración de canteras una vez que se hayan separado materiales reciclables, como moquetas o maderas. Los escombros de separarán en dos plantas de tratamiento y cada centro de transferencia propondrá la cantera que quiere regenerar. Al año se producen 772.675 toneladas.

· Los neumáticos serán troceados en una planta. Los neumáticos en desuso que genera Mallorca "6.406 toneladas al año" se almacenarán durante dos años hasta que lista la planta de tratamiento en la que se separará el caucho del hierro. El caucho será troceado en una planta en la zona de Bunyola y el Consell investigará sobre la posibilidad de utilizar este material como elemento asfáltico.

· Desmontaje previo de los voluminosos. Las 9.746 toneladas de residuos voluminosos se tratarán en una planta de «desmontaje» en Son Reus, donde se separarán todas las piezas de elementos como frigoríficos o lavadoras. Los elementos plásticos serán tratados en Mallorca, pero el hierro se deberá exportar. También se exportará el material tóxico CFC, que será separado en la planta de tratamiento.