«El fracaso académico es una de las asignaturas pendientes de la
universidad española; tenemos unos niveles de fracaso muy altos y
eso nos diferencia de Europa», afirmó ayer el presidente del
Tribunal de Garantías Universitarias de la Universidad de Vigo,
Luis Espada. Espada participó ayer en el encuentro de la Comisión
Permanente de los Defensores Universitarios de las Universidades
Españolas, reunida en el campus universitario de la UIB.
Esta comisión, creada hace dos años, está formada por los
defensores de las universidades de Balears, Vigo, Córdoba, Madrid,
Las Palmas, Valladolid, León, Málaga, Valencia y Girona, y tiene
como misión redactar las conclusiones de la última reunión
celebrada en Las Palmas y preparar el encuentro que tendrá lugar en
octubre en León. Esa próxima cita será especial pues reunirá a los
defensores veteranos y a los que se vayan incorporando estos
próximos meses, ya que la LOU establece la obligatoriedad de esta
figura para las 48 universidades públicas y las 16 privadas.
Según explicó el defensor de la Universidad de Vigo, «el fracaso
es debido a tres cosas: al alumnado, al profesorado y al plan de
estudios», ya que «el primero debe esforzarse más, el segundo debe
tener como objetivo fundamental el enseñar a pensar al alumno, a
trabajar en equipo, a sintetizar y a interpretar». Por último, «los
planes de estudio deben ser racionales, no enciclopedistas, y
pensar en las necesidades de la sociedad». «Sólo si estas tres
partes cumplen su misión, el fracaso disminuirá», aseguró.
En referencia a la polémica planteada por un grupo de titulados
de Turismo por la UIB, la síndica de greuges de la Universitat,
Montserrat Casas, reconoció, por su parte, que «cuando una
universidad decide ofrecer un título propio es porque la sociedad
lo demanda y éste debería tener la misma calidad y validez que un
título oficial y ser perfectamente homologable si es que éste
existe». La defensora balear resaltó «la importancia de promocionar
las convalidaciones» y, al respecto, anunció que se ha recomendado
la revisión de la ley estatal en este sentido, «ya que éste es un
tema que va más allá de las competencias universitarias».
Una segunda asignatura pendiente, dijo, es «la necesidad de dar
un mayor reconocimiento, tanto social como por parte de las
administraciones, al tercer ciclo o doctorado». Cerca del 60% de
las reclamaciones que atienden los defensores provienen de los
alumnos -sobre todo referidas a revisiones de exámenes-, un 30% de
profesores y un 10% del personal de administración y servicios de
las universidades.
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