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El centro cultural de la Misericòrdia, en Palma, acogió ayer unos peculiares talleres que tenían por objetivo devolver a los niños un tesoro casi perdido: los juegos de las abuelas y bisabuelas.

En aquellos días sin televisión, sin películas de Disney, sin videoconsolas, sin tamagochis, los niños también se divertían. Y mucho. Gloses, adivinanzas, juegos, canciones... mucha vida al aire libre, las carreras de caracoles y de sacos, los amigos... todo ello, completamente ajeno a nuestros chavales de hoy "acostumbrados a la vida sedentaria", conforma un tesoro perdido que Dolors Estrades "78 años" y Antònia Serrano "63 años" se han propuesto recuperar. Lo han hecho a través de un libro, «Jocs i moixonies», y ahora también haciendo partícipes a los niños de todos sus secretos.

No en vano los niños de cualquier raza y de cualquier país se ríen y divierten con las mismas cosas. Una senvilla pajarita de papel, saltar a la comba o a la goma, jugar a cocinitas... cualquier cosa, una piedra, una flor, llama la atención de los pequeños. Sólo hay que saber aplicar aquéllo de «la imaginación al poder» y, con un poco de la magia de las abuelas, la diversión está servida.