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Margalida Rosselló, consellera de Medi Ambient, y Antonio Rodríguez, director general de Recursos Hídrics, presentaron ayer una propuesta de declaración de «zonas sensibles» del litoral balear, texto que permanecerá en exposición pública hasta el 13 mayo y después se llevará al Consell de Govern.

La declaración afecta a un centenar de puntos, que representan el 30 por ciento del litoral, y está relacionada con un aumento en el grado de protección de aguas marítimas y un mayor control de la depuración de las aguas que se vierten en el mar. Zonas como los embalses del Gorg Blau y Cúber, las bahías de Pollença, Palma y Alcúdia se encuentran en esta clasificación de «zonas sensibles», que incorporarán la obligatoriedad de que las aguas que se viertan en ellas pasarán por un tratamiento adicional para la eliminación de sus nutrientes. Se exigirá, por lo tanto, una depuración terciaria.

«Es importantísima la aprobación de estas declaraciones con el fin de actuar de manera prioritaria sobre el tratamiento del agua y lograr su máxima calidad, según las características de las zonas», afirmó Rosselló. «Los vertidos han de tener unas ciertas condiciones. Se trata de priorizar las depuradoras de ciertas zonas. Si se han de hacer más depuradoras, habrá que ver cuáles son las exigencias de la calidad de agua», añade. Según afirmó Rodríguez, «cada año las depuradoras de Balears tratan entre 80 y 100 millones de metros cúbicos de agua, de los que entre un 20 y un 30 por ciento son reutilizados, mientras que 50 millones de metros cúbicos son vertidos al mar o a los torrentes».

La normativa europea y española establece diferentes niveles de protección según las zonas: «normales», «menos sensibles» y «sensibles». El total de zonas a proteger como «sensibles» de Mallorca se cifran en 47, 26 en Eivissa, 23 en Menorca, 6 en Formentera y 3 en Cabrera.