Aunque los moros luchan denodadamente, siempre pierden la batalla. Foto: T.M.

TW
0

La Corporación del Ayuntamiento de Sóller, así como los personajes históricos, fueron retenidos dentro de la iglesia de San Bartolomé por espacio de una hora, dado que un nutrido grupo de participantes en el firó se manifestaron delante de la iglesia, irrumpiendo a gritos de «fuera» al alcalde Ramon Socias y la regidora de Fiestas, Aina de la Peña, por haber ordenado mediante un decreto la ley seca contra el alcohol durante estas fiestas. La Policia Local tuvo que emplearse fuerte para poder reducir los muchos nervios desatados. Tras conseguir calmarlos, pudo salir por fin la procesión con la Mare de Déu de la Victòria hacia la iglesia del Hospital, acompañada de fuertes aplausos, mientras los manifestantes abucheaban al alcalde Ramon Socias con palabras de «pelotero, pelotero». También lanzaron naranjas y limones contra las dependencias de la Policía Local, por lo que hubo que solicitar ayuda a la Guardia Civil.

Y eso que un día espléndido se encargó ayer de iluminar y poner vistosidad a una fiesta que, a pesar de que se repite de año en año con idéntico resultado, cada vez tiene más éxito de público y participación, congregando a un millar de entusiastas. Esa es la cara de una moneda que también tiene su cruz y es que este año la batalla resultó más cruenta que en otras ocasiones, ya que hubo que lamentar diferentes heridos de consideración, entre ellos el regidor del PP, Miquel Bestard, que recibió un fuerte golpe en la cabeza. También hubo que lamentar diferentes comas etílicos, que enturbiaron un tanto la fiestas, entre ellos una joven de 19 años que tuvo que ser ingresada en una clínica de Palma. Los incidentes registrados a causa del exceso en el consumo de alcohol han sido más numerosos que nunca, a pesar de la prohibión de venta de bebibas alcohólicas durante el firó. Los bares de la plaza habían cerrado sus puertas.

Pero el firó es una fiesta para todos, desde los niños, que disfrutan yendo y viniendo a su aire por todo el pueblo, hasta las mujeres y los hombres, que no dudan en calzarse el traje de payeses para representar a aquella población de pescadores y hortelanos que en siglos pasados tuvieron que enfrentarse a la constante amenaza de la invasión sarracena. Lo mismo puede decirse de quienes prefieren vestirse de moro, que son muchos, pues algunos aseguran que pelear en el bando de los perdedores es más divertido.La celebración dio comienzo a las tres de la tarde con repique de campanas: han sido divisados las naves enemigas, por lo que los sollerics se repliegan, y el Capità Angelats , representado por Joan Socias, del Grup de Teatre Nova Terra, se encomienda a la Mare de Déu de la Victòria, y anima a todos los payeses a la lucha. «A la lluita, sollerics!». A las cinco de la tarde entran por primera vez en batalla en la playa Can Generós, lugar donde las tropas de los sarracenos intentan desembarcar sin conseguirlo. Una hora más tarde intentan de nuevo el desembarco, esta vez en Can Repic, donde son nuevamente vencidos por las tropas de Sóller. Tampoco lograron vencer en el Pont d'en Barona.

Las tropas sarracenas desembarcan entonces por Ses Puntes y entran en Sóller, proclamando su victoria. Los payeses se vuelven a reunir y con la ayuda de Bunyola y Alarò vencen finalmente a los invasores. Destacó la ausencia de Joan Oliver, el habitual sargent Soler, debido a la muerte de su padre. Antes de la batalla hubo un minuto de silencio en su memoria.