En estos tiempos de hoy lo que antaño eran utensilios cotidianos de la vida diaria se convierten en piezas de coleccionista al alocado ritmo en que evoluciona la sociedad, nuestros usos y costumbres. Casi cualquier cosa es carne de colección y a esta pasión de reunir piezas, rescatarlas del olvido y devolverles su viejo esplendor se dedica en cuerpo y alma la Associació d'Amics dels Mosquitos de Marratxí, un grupo que se encuentra estos días en plena preparación para la XI Volta al Pla de Mallorca a bordo de estos curiosos vehículos hoy desaparecidos de nuestras calles y carreteras. La excursión, que se celebra cada año, tendrá lugar los próximos días 15 y 16 de junio.
La finalidad de la asociación es la de localizar, recoger, adquirir y restaurar estas motos que aparecieron en los años 50 y son consideradas por sus amantes como auténticas joyas. La asociación, que nació en 1983, continúa teniendo entre sus filas a algunos de los propietarios de Mosquitos auténticos, como es el caso de Sebastià Frau, quien estuvo acompañado en los comienzos ya por Miquel Bert. Actualmente un total de 60 amigos de los Mosquitos repartidos por toda la Isla componen la asociación, con miembros de distintas edades, hasta de 70 años.
La asociación comenzó con la finalidad de recuperar lo que en los años 50 había sido el boom en la Isla. En 1990 realizaron la I Volta al Pla, que duró dos días. A partir de este momento se dieron a conocer y se legalizaron en el 96. Los Mosquitos llegaron a Mallorca como consecuencia del contrabando de los motores Garelli, utilizados para arrancar los aviones de hélice, a la base de hidroaviones de Pollença. Cuando acabó la guerra los adaptaron a los cuadros de las bicis junto con un depósito para aprovecharlos. En el 51 ISA compró la patente y comenzó a fabricarlos en España, aunque su mayor auge lo vivió en Mallorca.
Los Mosquitos, con una cilindrada de 49cc "las primeras tenían 38", fueron adaptándose con el paso del tiempo a distintos modelos, debido a las continuas pérdidas de velocidad por el roce del rodillo y la necesidad de reforzamiento cuando se rompían. Estas joyas de difícil localización, que pueden llegar incluso a costar más de 200 o 250 mil pesetas, debido a la cantidad de dinero que cuesta restaurarlas, se dan a conocer a quienes no han podido disfrutarlas en diversas ferias y durante las Votes al Pla. Ahora tendremos oportunidad de verlas durante los días 15 y 16 de junio.
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