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Cala Major se ha convertido en los últimos años en un lugar de peregrinage para muchos turistas. Su cómoda localización, a pocos kilómetros de Palma y en primera línea del mar, junto a la gran variedad de ocio que presenta la zona, hacen de ella un lugar paradisíaco para poder disfrutar del verano en todas sus modalidades. Atraídos por estas ventajas, algunos empresarios han querido ofertar unos hoteles con menor número de plazas y más personalizados, que nada tienen que ver con la masificación de las zonas típicamente turísticas de la Isla.

La compañía IR Hoteles, de los hermanos Pedro y Guillermo Vidal, que se estableció en la zona hace unos 20 años, posee en la plazoleta de la calle Guillem Díaz Plaja tres hoteles. Todos ellos cobran la ecotasa, aunque ofrecen una compensación a los clientes que consiste en bonos de bar. El Hotel La Cala, de tres estrellas, que actualmente está dirigido por Gabriel Font, está destinado a un turismo exclusivamente francés. Tiene 70 habitaciones, con un total de 126 plazas, y sólo está abierto en temporada. Es el más cercano a la playa, por lo que con sólo bajar unas escaleras, los clientes se sienten en el paraíso mediterráneo.

Olga Justicia es la directora del Hotel Cala Mayor, de cuatro estrellas. Ella destaca el excelente servicio de atención al cliente como característica primordial de este hotel. No se ciñe a un turismo concreto, sino que abarca todas las nacionalidades, predominando los españoles, alemanes y daneses. Trabajan con touroperadores, aunque también aceptan clientes directos. Al permanecer abierto todo el año, es un destino típico de los empresarios que suelen visitar por motivos de trabajo nuestra isla. Tiene 143 habitaciones, 269 plazas y una plantilla de entre 35 y 40 empleados.

El más grande de los tres, en cuanto a número de plazas se refiere, es el Hotel Santa Ana, de tres estrellas, que tiene 190 habitaciones, con un total de 371 plazas. Está destinado a un turismo vacacional, de distintas nacionalidades, con predominio de los alemanes, escandinavos y franceses. Su director es Miguel Àngel Bárbados.

Detrás de estos tres hoteles se sitúan dos menores, en cuanto a número de plazas y en cuanto a categoría. Uno de ellos es el Hostal San Telmo, ubicado en la calle Pintor Antoni Gelabert, regentado por Àngel Alaña. Es un hostal bastante familiar, ya que el personal que atiende al cliente es básicamente el propietario y su hija. Tiene 23 habitaciones, que disfrutan de una piscina comunitaria. Trabaja con turismo asiático, francés y español. Su tarifas de temporada son de entre 31 y 37 euros por habitación doble, y de entre 21 y 25 euros por las individuales.

Por último, el Hotel Lis, de dos estrellas, situado en la calle cabo Martorell Roca, es propiedad de Juana Vicens, una empresaria mallorquina que lleva desde los 16 años inmersa en el mundo del turismo. Este hotel, de 18 apartamentos y 56 plazas, permanece abierto en temporada desde hace 14 años. Antes trabajaba con el touroperador Thomson, pero ahora TUI es quien le facilita el turismo, exclusivamente escandinavo. Tiene el privilegio de contar con clientes fieles, que llevan 12 años acudiendo a este hotel. Tiene restaurante, aunque está arrendado a unos daneses que son los que lo explotan.