La UIB celebró ayer su séptima fiesta de graduación, la que pone el
broche al curso 2001-2002. Como manda el protocolo, la ceremonia
comenzó al son de «Trumpet Voluntary», de J. Clarke, con la llegada
de la procesión académica, formada por el Claustro y autoridades
que asistieron el acto, precedida por los conserjes de la
Universitat. Éstos portaron los símbolos que representan desde el
año 1691 la Universitat Lul.liana de Mallorca, y desde 1772 la
Universidad Literaria de Mallorca: el Libro de las constituciones,
estatutos y privilegios de la Universitat Lul.liana del Regne de
Mallorca, una maza de plata del año 1699 y el sello oficial de la
Universitat Lul.liana.
Los alrededores de Son Lladó se quedaron pequeños para acoger a
familiares y amigos de los graduados. Tras la apertura del acto por
parte de Llorenç Huguet, rector de la UIB, tomó la palabra Bernat
Vidal, licenciado en Derecho, en nombre de todos los alumnos. Vidal
pronunció un aplaudido discurso de felicitación y crítico con las
instituciones públicas respecto al retraso en la mejora de la
carretera, las dificultades económicas de familias para que sus
hijos estudien y sobre la conciencia de «ser un país con una
cultura propia». «Han tenido que morir muchos estudiantes y
profesores para mejorar la carretera. Si llegara hasta una
urbanización, seguro no habrían tardado 23 años en mejorarla. La
situación de los nobles de antes la ocupan ahora los hoteleros»,
afirmó. Vidal reclamó una mayor participación juvenil en la
sociedad, más garantías de estudio en Menorca y Pitiuses y afirmó
que «el futuro de la sociedad es la universidad».
La ceremonia continuó con la entrega de los títulos de
graduación, los premios extraordinarios de licenciatura de la UIB
y, por primera vez, a los titulados en la Escola d'Hoteleria de les
Illes Balears y alumnos que superaron el examen Eurhodip. Damià
Pons, conseller d'Educació del Govern balear, ocupó su lugar junto
al rector, Llorenç Huguet; Feliciano Fuster, presidente del Consell
Social de la UIB, y miembros del Claustro. Pons destacó «el
problema del excesivo número de jóvenes que no terminan sus
estudios» y la precariedad laboral de determinados trabajos.
Por su parte, Huguet animó a los estudiantes a permanecer unidos
a la Universitat y enumeró algunos de los proyectos que
próximamente se terminarán o ejecutarán en la Universitat, como la
construcción de la biblioteca. La ceremonia, que contó con la
asistencia de Joan Fageda, alcalde de Palma; Catalina Cirer,
delegada del Gobierno, Celestí Alomar, conseller de Turisme, y
Francesc Obrador, presidente del Consell Económico i Social, entre
otras autoridades, finalizó con la solemne interpretación de
«Gaudeamus igitur» por parte de la Coral Universitat de les Illes
Balears.
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