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El mes de julio que concluyó anteayer se despidió con una breve pero intensa tormenta que dejó cien litros de lluvia por metro cuadrado en Lluc y cantidades inferiores en el sector norte de Mallorca, provocando inundaciones de cierta importancia en la costa de Alcúdia y Pollença, así como en los alrededores de sa Pobla y Muro. Fue una descarga de apenas dos horas, la típica tormenta de verano. Sin embargo, esta situación se ha repetido hasta en tres ocasiones.

El pasado mes ha sido el más lluvioso de la historia desde que existen estadísticas fiables, que en algunos observatorios se remontan medio siglo atrás. En Maó (Menorca) se han contabilizado hasta 53'1 litros/m2, más del doble del julio más húmedo de la historia (24'6 l/m2). En Mallorca se han superado los registros de pluviometría en julio en los observatorios de Pollença (113'5), sa Canova de sa Pobla (88'4) y Porto Pi (57'5), informó ayer el Centro Meteorológico de Balears.

La primera tormenta de julio tuvo lugar entre los días 13 y 14, dejando una máxima de 57 litros en Palma. El observatorio de Orient (Bunyola) registró 25 l/m2 y se llevó el premio de las precipitaciones de día 23, . Finalmente, Lluc (Escorca) contabilizó 100 litros anteayer, un exceso para esta hoja del calendario. En los tres episodios las tormentas se han producido por la llegada de aire frío en altura desde el norte y su posterior contacto con el aire cálido y húmedo de la superficie. Lo habitual en esta época es que el anticiclón de las Azores cree ambientes soleados y secos.

Frente al exceso de lluvia, temperaturas normales. Según los datos del Centro Meteorológico, las temperaturas medias han oscilado entre medio grado por debajo y un grado por encima de las medias históricas. Así, por ejemplo, la media de Porto Pi ha sido de 25'1 grados, frente a los 24'9 de anteriores años. En Maó, 24'3 frente a 23'9. Asimismo, la media de las máximas de julio ha quedado con valores por debajo de las temperaturas medias altas registradas en las décadas anteriores.

No obstante, en julio hubo días de auténtico bochorno; con temperaturas sobre los 29 y 30 grados, a la sombra, pero que con una humedad superior al 80% dieron la sensación de más calor.