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Un acto tan sencillo y cotidiano como el de comprar pan se ha convertido en una odisea para muchos vecinos de Palma que han visto como las pastelerías-panaderías de su barrio han optado por cerrar todas a la vez durante este mes. Es el caso de las pastelerías «Cladera» (calle Obispo Campins), «Rívoli» (calle Antonio Marqués), «Forn de Campos» (calle Pare Bartomeu Pou) y «Can Miquel» (calle General Riera), entre otras muchas, que lucen estos días el cartel de «cerrado por vacaciones».

Los días de diario no hay mayor problema porque los ciudadanos pueden adquirir el pan o los dulces que deseen en otros comercios, como supermercados o grandes superficies; pero los domingos y festivos, como ocurrió ayer, los vecinos de esta zona de Palma tuvieron que alejarse bastante del barrio para encontrar un comercio donde comprar el pan o unos pasteles o hacer un pedido para alguna fiesta.

Algunos ciudadanos han sugerido, para otros años, una mayor coordinación entre estos establecimientos en bien del ciudadano y consumidor. Quizá debería ser la Asociación de Panaderías y Pastelerías la que estableciera unos turnos de vacaciones. Obviamente, no se trata de imponer turnos de guardias como si se tratara de farmacias, pero lo cierto es que los clientes habituales de estas pastelerías se sienten desatendidos. Nunca hasta ahora se había registrado tal coincidencia de comercios cerrados.

Algo parecido está ocurriendo en el sector de restaurantes. O han cerrado por vacaciones o sólo abren por las noches. Los clientes entienden que durante esta época hay menos demanda, pero tanta coincidencia de locales cerrados está provocando problemas en algunos barrios. En la zona de Indústria, un sábado a mediodía permanecían cerradas las siguientes pizzerías: «La Fontana» y «Cantonada» (calle Indústria) y «Como en casa» (calle Femenies), las tres, de vacaciones.