Hace unos días, Jordi Cabrer, presidente de la Asociación de Hoteleros de Palma, me habla de Pep Campaner, un inquero que junto con su mujer dejó todo lo que estaba haciendo en la Isla y se fue a una ciudad de Níger a cuidar niños enfermos de noma, enfermedad infecciosa que ataca las partes blandas a los niños desnutridos, dejándoles tal aspecto "a lo que se suma el hedor que emana de sus heridas" que la familia los abandona a su suerte.
«Si te interesa el tema, ponte en contacto con la cadena Riu, pues Campaner era conserje de uno de sus hoteles». Desde allí, a través de su jefe de prensa, me conectan con Pep Campaner vía Internet, es decir, me proporcionan su correo electrónico a través del cual le mando un e-mail interesándome por su trabajo y él me contesta al día siguiente. Entre otras cosas me explica dónde está Diffa, el lugar donde trabaja: a unos 1.500 kilómetros de la capital, Dahomey, o lo que es lo mismo, a dos días de viaje por carretera. «Piensa que mi Àfrica es diferente a las otras, mi Àfrica es pobre. Es lo más pobre que podrás encontrar».
Por lo que me cuenta, los Campaner tuvieron en su casa mallorquina a un niño que fue operado de noma en Son Dureta, del cual se encariñaron. Cuando estuvo completamente restablecido, Pep le acompañó hasta su casa, en Níger, y una vez allí, viendo a otros niños que padecían su misma enfermedad, decidió quedarse para ayudarlos a cambio de nada, para lo que pidió excedencia en el hotel. Su mujer, Marilena Navarro, que es enfermera, le acompaña y le ayuda durante muchos meses del año. Ahora está con él, mientras sus cuatro hijos viven en Mallorca.
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