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La temporada turística ha finalizado en la zona de Santa Ponça con el descontento generalizado entre los comerciantes. No recuerdan un verano igual, y desean olvidarlo cuanto antes para sumirse de lleno en el próximo año con la esperanza de que la situación se normalice. Muchos de estos comerciantes sitúan sus pérdidas entre un 30 y un 40 por ciento. Unas cifras realmente alarmantes para estos profesionales que tienen que subsistir en invierno con lo recaudado durante el verano. Las causas de esta desastrosa temporada son, según los comerciantes, principalmente la economía internacional, la escasa promoción, los altos precios y la ecotasa.

La desaceleración económica europea, y especialmente la ralentización alemana, ha provocado un auténtico descenso en las ventas. Además, los comerciantes coinciden en señalar que la coyuntura turística requería a principio de temporada de un mayor esfuerzo de promoción exterior. Además, los comerciantes aseguran que Balears se ha convertido en un destino caro, tanto en el precio de los hoteles como en el precio de los servicios. Por último, el impuesto ecológico de la ecotasa ha provocado, según estos profesionales, un descenso del 2 por ciento en el número de turistas.

Los comercios de Santa Ponça añoran el turismo alemán, que este año ha experimentado un descenso, porque es el más derrochador. Por contra, los ingleses, el turismo predominante este año en esa zona, son «tacaños», según las propias palabras de los comerciantes. Afortunadamente, el turismo ruso, nuevo en la zona, ha salvado la temporada, puesto que, a pesar de no comprar de forma masiva, ha adquirido productos de calidad, aumentando así los ingresos comerciales.