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Faltan tres años para que se cumpla el centenario del Fomento del Turismo de Mallorca, de ahí que el único acto social que organiza cada año se ha convertido en los últimos dos lustros en punto de referencia para todo el sector empresarial y turístico de la Isla. Pero, en una coyuntura de enfrentamiento entre gran parte del sector turístico y el Govern, no extraña ni se justifica, que todo hay que decirlo, la inquina hacia la máxima autoridad política de las Islas para que no presida el acto. La cena de este año, sin duda alguna, marcará un antes y un después.

Precisamente la «no invitación» a Francesc Antich y la ausencia «voluntaria» del conseller de Turisme, Celestí Alomar, fueron uno de los temas más comentados en una noche en la que hubo de todo. La representación empresarial fue nutrida, pero se echó a faltar a los «grandes», aunque Miquel Fluxá palió e hizo olvidar con su presencia y equipo directivo (reservó 50 plazas) cualquier imponderable de estas características.

Visto que el protocolo había sido alterado de «motu propio», la presidenta del CIM, Maria Antònia Munar, fue la encargada de presidir el acto ante la atenta mirada del alcalde de Palma, Joan Fageda, y la delegada de Gobierno, Catalina Cirer, así como de un grupo de hoteleros que la miraban más bien con cierto desdén que aprecio, de ahí que en el inicio de su discurso al hablar sobre la ecotasa se oyeran murmullos en la sala, lo que motivó que Munar, en una clara actitud conciliadora, comentara: «Parece que vamos a dar la razón a aquellos...», en clara alusión a los que propugnan el enfrentamiento entre sector empresarial e instituciones.

Sin embargo, al final de su intervención, visto el talante del mensaje vertido, fue aplaudida por las casi 300 personas presentes en el hotel Valparaíso, lo que demuestra que Munar hizo lo que tenía que hacer. Fue, además, una noche de mensajes de cara a unas elecciones autonómicas que se presentan cada vez más calientes. Fluxá, en su discurso ya lo dejó claro: «Que vengan las elecciones para que se pueda establecer el diálogo que no hay ahora. No se nos escucha y se hacen cosas para restar en vez de sumar».