La princesa, Juan Infracción (el malo) y el señor guardia, los protagonistas. Foto: Teresa Ayuga

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La mejor lección, la que más se aprende, es la que se vive. Como la de «El cuento que no se contó», lección sobre educación vial llevada a cabo en el polideportivo de Montesión por iniciativa de la Dirección General de Tráfico. Fue ver, escuchar y participar. Y el tiempo nos supo a poco. Aunque eso sí, los niños que asistieron a la clase salieron con algunas ideas claras en cuestión de tráfico, como, por ejemplo, qué colores tiene un semáforo o qué indica cada uno de ellos, qué es el paso cebra, o la misión de un policía, o cuándo pasar y cuándo no, o dónde jugar con el patín...

Todo, ya decimos, gracias a «El cuento que no se contó», historieta de guiñol, con narradora (llamada Prudencia), que trasladó a los niños a una imaginaria ciudad en la que vive la Princesa, a quien eseñor guardia le enseñará todas aquellas cosas que la ayudarán a sentirse mejor en sus calles y plazas, un personaje (el guardia) muy próximo a los niños a los que continuamente pedirá su opinión, y Juan Infracción, el malo del cuento, que tratará de ganarse a los niños diciéndoles que lo más divertido es hacer lo que uno quiere, saltándose las normas que ha sugerido el policía. Mientras, aquéllos van descubriendo lo bueno y lo malo; van aprendiendo, bien escuchando, bien a través de canciones, conceptos tales como acera, paso de peatones, semáforos, colores, etc., lo cual, al final, se resumirá a través de una canción muy pegadiza, Tris tras, con mucho ritmo. ¿Se imaginan la clase?

Sigue a continuación la parte práctica: grupo de niños que tratan de cruzar la calle. ¿Por dónde? Por un paso cebra, naturalmente. O si no, dejándose guiar por los colores del semáforo. A cada niño se le ha entregado un pañuelo, a unos de color verde, a otros de color rojo. ¿Qué pañuelo levantamos cuando se puede pasar? Los del verde levantan el verde; los del rojo no se mueven. Más tarde llega un coche con el chófer con el cinturón puesto, que se detiene si el semaforo está... ¡En rojo! Ondean los pañuelos rojos. Y así. Una hora que se nos va en un suspiro. Luego queda la parte que desarrollarán en la escuela, vinculada a ésta.

Pedro Prieto