TW
0

El tren de la paz, que recorrió ayer más de seiscientas capitales del mundo y en el que participaron decenas de millones de personas en todo el planeta, tuvo una histórica parada en Palma, donde alrededor de cuarenta mil mallorquines clamaron contra la posibilidad de una intervención militar en Irak. Conducida de principio a fin por ciudadanos de a pie y con la representación política en segunda línea, la manifestación se convirtió en una protesta popular sin parangón en la historia: nunca antes una movilización ciudadana había concitado tanta respuesta. Prueba del éxito de la convocatoria fue el hecho de que el manifiesto final fue leído un total de siete veces, las mismas que quedó colapsado es Passeig de es Born.

En el momento de dar por finalizado oficialmente el acto, muchas personas iniciaban el recorrido en Plaça de España. La ausencia de incidentes fue la tónica dominante a lo largo de la manifestación, a excepción de un episodio aislado protagonizado por un pequeño grupo de jóvenes, que quemó una bandera española y lanzó piedras contra la Delegación del Gobierno. Una de ellas impactó en el brazo de un policía nacional, que resultó herido leve.

La histórica protesta de Palma fue una más en medio del clamor mundial contra la guerra en Irak. Desde Nueva Zelanda a California, de Escandinavia a Sudáfrica, millones de personas de los cinco continentes unieron sus voces bajo un único credo: No a la guerra. Las protestas fueron especialmente multitudinarias en las capitales de aquellas naciones cuyos gobiernos han tendido su mano a la administración de George Bush. En Italia, cientos de miles de personas coparon las calles de Roma y las principales arterias de Londres se abarrotaron de ciudadanos que querían expresar su particular moción de censura a la política de Toni Blair. En Barcelona, alrededor de dos millones de ciudadanos clamaron contra la guerra.