Las obras de reforma y ampliación del servicio de urgencias del
hospital universitario de Son Dureta y el nuevo edificio que
albergará el área de cirugía cardíaca -anexo al área de urgencias-
estarán concluidas totalmente a finales del próximo mes de abril,
«o a principios del mes de mayo, como muy tarde», afirmó ayer el
gerente del centro hospitalario, Luis Carretero.
Las nuevas urgencias serán mucho más amplias y dispondrán de una
infraestructura más humana y accesible. De hecho no sólo se están
remodelando las áreas de observación, también se construye una
nueva sala de espera para los familiares de los enfermos y otra
para que los pacientes esperen, con mayor comodidad, el poder ser
atendidos por los médicos.
«Lo primero que comprobará un enfermo cuando acuda a las nuevas
urgencias será el contacto humano», explica Carretero, acompañado
de Félix Mata, subdirector de Servicios Centrales y Manuel
Palomino, director de Gestión de Son Dureta y añade que «cuando el
enfermo entra en urgencias pasará por el área de control en la que
se comprobará el porqué acude al hospital y después, según la
gravedad del paciente, será desviado a uno de los tres circuítos
que se establecerán, siempre según la gravedad del paciente», añade
Carretero.
La zona A de urgencias albergará a los pacientes sin gravedad,
«que son un 70 por ciento de los enfermos que acuden al hospital»,
apostilla el gerente. La zona B será para los enfermos con alguna
patología, pero sin excesiva gravedad, y la zona C, será para los
enfermos en estado crítico.
Por otra parte, los directivos de Son Dureta, conscientes de que
los pacientes tienen que convivir con las obras han editado unos
folletos informativos en los que se explica que «trabajamos para
mejorar su entorno» y se añade que «las obras que usted observa
corresponden a la ampliación y mejora del área de urgencias, y a la
construcción de dos quirófanos de cirugía cardíaca» y en el que
piden disculpas por las molestias que puedan provocar las
obras.
Molestias que, por otra parte, se han intentado minimizar al
máximo, tapiando las zonas en obras y separándolas con gruesas
mamparas de las áreas en las que están los pacientes en
observación. De hecho, tal y como explica Carretero, «los enfermos
no conviven, para nada, con las obras», ya que precisamente se ha
recolocado a los pacientes para evitar que sufran las molestias de
estar en una zona de obras.
«Cada vez que una de las áreas en obras está concluída -caso de
la antigua área de observación II (psiquiatría)- la utilizamos para
uso de los pacientes y entonces se pueden empezar las obras en las
otras áreas», añade el gerente. Las obras de urgencias y cirugía
cardíaca costarán 330.000 euros.
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