Hay que recordar que Treball adoptó esta iniciativa al día
siguiente que se produjera el último accidente mortal en la
construcción.
En dos meses y medio que llevamos de año ya son dos los obreros
muertos. Por eso, ahora se trata de «no bajar la guardia», en
palabras del conseller de Treball, Miquel Rosselló.
No obstante, en estas 130 inspecciones los técnicos están
detectando las mismas carencias que encontraron el año pasado.
El jefe de seguridad del Instituto de Salud Laboral, Miquel
Crespí, afirma que en las obras de construcción visitadas continúan
faltando protecciones colectivas, por ejemplo barandillas de
materiales rígidos, redes de seguridad, mallas electrosoldadas o
tablones encajados y clavados, y también equipos de protección
individuales. Y, curiosamente, muchas de estas protecciones
colectivas están deficientemente instaladas.
«Colocan redes que van desde el quinto y hasta el primer piso. Y
eso es una locura porque tienen que ir de planta en planta, si no,
no tiene ningún sentido».
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