No fue hasta la 1.30 de la madrugada cuando entraron en la
iglesia de Nostra Senyora del Socors los estandartes de cada una de
las cofradías que habían tomado parte en la procesión del Santo
Entierro, que cierra los desfiles penitenciales de Semana
Santa.
El público numeroso abarrotó el templo para presenciar tan
emotivo acto, ceremonia que brilló por su seriedad y silencio.
Cruz de Calatrava, la cofradía penitencial más antigua de Palma,
fue, un año más, la encargada de protagonizar el Santo Entierro en
el Socors. Los cofrades de La Calatrava ocuparon sus puestos en el
pasillo central de la iglesia por donde paso el paso del Santo
Sepulcro. Todos ellos, en señal de respeto, se tocaron con el
capirote de su vesta. La imagen del Cristo Yacente fue bajada del
paso y transportada en el interior del templo en un lecho con andas
por cuatro cofrades, precedido por el estandarte de la cofradía de
La Calatrava y por ciriales. A continuación, fue subido al altar
mayor hasta el catafalco funerario rodeado por todos los
estandartes de las distintas cofradías, y allí fue depositado en un
sepulcro.
Para finalizar el acto, el rector agustino de la iglesia del
Socors rezó el responso siguiendo el canto del Credo.
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