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La Cala de s'Almunia enclavada entre la punta de n'Agustinel·lo y la de ses Falconeres, constituye uno de los rincones más pintorescos del paisaje costero de Santanyí. Libre de urbanizaciones masivas, conserva el encanto natural de la Mallorca rústica y marinera, con su encantador escarque aquí incluso forma un pequeño puerto natural. Para llegar a este lugar fuera del tiempo debemos descender una larga escalera que, partiendo de una zona residencial, desciende colgada sobre los imponentes acantilados del litoral de Llevant, bajo la sombra de un pinar hasta alcanzar un imponente mar azul que se adentra a derecha e izquierda formando una minúscula playa y el puertecito. El relativo esfuerzo físico que requiere llegar aquí y lo apartado del lugar junto al poco espacio disponible, han preservado intacto su sabor original con una presencia escasa de bañistas, normalmente locales, diseminados entre ambos enclaves.

S'Almunia posee hasta cinco casas de dos y tres plantas, construidas en distintas épocas como lo atestiguan los materiales utilizados en sus fachadas. La más cercana a las rocas es seguramente la más antigua y destaca por su fachada rústica en piedra con una arquitectura característica de la tipología marinera del litorasantanyiner, en la que se abren dos grandes portasses para guardar las barcas y una primera planta como vivienda. Las restantes alternan este material con emarès y una de ellas, la de aspecto más moderno, cuenta hasta con tres terrazas superpuestas frente a la cala. En total suman siete escars o varaderos cubiertos y uno a la intemperie, con toldilla desde donde se lanzan los botes. Curiosamente, la playa tambien sirve de improvisado abrigo a las barcas en seco, entre arenas y rocas.

Gabriel Alomar