En los años 60 en California, sonaban los beach boys y los
jóvenes cavalgaban sobre el agua en sus tablas de surf. Pero el mar
no siempre les correspondía y, a falta de olas, los chicos
decidieron ponerle unas ruedas a sus tablas de surf. Fue el
nacimiento del monopatín. El skate viene practicándose en la Isla
desde hace más de 15 años. Son muchos los que se apuntan por pura
moda, porque lo que implica ser un skater: ropa ancha molona,
música alternativa, tatuajes,etc.
Pero también hay verdaderos creyentes de la religión skate: son
los veteranos del patín, que superan ya una década sobre ruedas y
sienten que el skate es practicamente una forma de vida. Sa Faixina
es el lugar preferido en Palma de los skaters, aunque su práctica
conlleva riesgos no sólo para los deportistas, sino también para
los peatones que han decidio pasar un día tranquilo en el
parque.
El suelo es liso y duro, hay escaleras, saltos, bancos y
bordillos de distintas alturas. Y junto a los deportistas, niños
con padres y abuelos, transeúntes, lectores que buscan un rincón al
aire libre para la lectura, etc. La relativa inseguridad que se
vive en sa Faixina se repite cada día. Además de provocar ruidos
molestos y convivir en un espacio abierto al público y no preparado
para practicar esta afición, se corre el riesgo de ir dañando poco
a poco un espacio no ideado para que deportistas y aficionados
salten por el mobiliario que ocupa el parque.
J.C/M.A.
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