El presidente del Gobierno, José María Aznar, viene a Menorca a
descansar, a navegar y a leer. En la Isla busca, y ha encontrado,
la tranquilidad y el sosiego que no halló en otros sitios. Aznar y
su esposa, Ana Botella, relajados y sonrientes, recibieron durante
unos minutos, ayer tarde, en los jardines de la finca Son Camaró de
Ferreries, a los medios de comunicación que cubrieron la noticia
del inicio de las terceras vacaciones de los Aznar Botella en
Menorca.
Minutos antes de las 20,30 horas, el presidente del Gobierno y
su esposa salieron de las casas de Son Camaró y saludaron a los
periodistas concentrados, que fueron trasladados desde la dirección
insular de la Administración del Estado hasta Son Camaró bajo
severos controles de seguridad. Tras posar para las cámaras y jugar
durante unos segundos con el perro cocker «Tico», Aznar inició una
distendida conversación en la que expresó su satisfacción y ganas
de empezar «con la familia unas muy tranquilas vacaciones en
Menorca», las últimas que disfrutará en la Isla como presidente del
Gobierno.
En el encuentro informal con los medios informativos, el
presidente del Gobierno dejó claro que no tiene intención de
recibir a invitados, visitas de «sucesores ni pretendientes»,
excepto la familia. Los Aznar-Botella llegaron a Menorca con su
hijo Alonso a las 14,30 horas en un vuelo oficial procedente de
Madrid, tras la celebración del Consejo de Ministros. En las pistas
del aeropuerto fueron recibidos por el delegado del Gobierno en
Balears, Miquel Ramis, y la directora insular de la Administración
del Estado en Menorca, Juana Francis Pons Vila.
Josep Pons Fraga
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