Imagen del tren de Inca, cuya seguridad cuestiona el Govern.

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Tras enjuiciar las últimas decisiones del anterior Govern en relación al ferrocarril (poco antes de las elecciones se inauguraron nuevas líneas) el diagnóstico de SFM es que «las carencias y deficiencias estructurales que se han puesto de manifiesto con el primer incremento de frecuencias que se ha establecido después de la entrada en funcionamiento de la línea a Manacor, evidencian que sería temerario continuar la política de apertura de nuevos corredores sin afrontar con rigurosidad la reforma de los corredores y la explotación existente para conseguir la seguridad, puntualidad y comodidad indispensable para ser (el tren) una alternativa viable al vehículo privado».

La Memoria da cuenta de una serie de inspecciones realizadas por SFM antes y después del cambio de Govern. Un párrafo significativo es el siguiente: «En el mes de junio han aparecido grandes deformaciones en la vía por la dilatación de los raíles por el calor. Una vía adecuadamente proyectada y ejecutada, y con un correcto mantenimiento no ha de presentar este tipo de deformaciones (garrots) ya que la fuerza de dilatación del carril soldado ha de quedar compensada con la fuerza de la vía. Si bien es cierto que este tipo de deformaciones se puede presentar en cualquier vía (también en las de Alta Velocidad) y que el ancho de la vía de SFM es más delicada que una vía tipo Renfe, no es de recibo que se hayan producido esta cantidad de deformaciones».

En este sentido, la conclusión de la Memoria es evidente: «Los garrots constituyen un serio peligro ya que pueden hacer descarrilar un tren y los maquinistas se ven obligados a reducir notablemente la velocidad. Aún así, los pasajeros pueden apreciar un brusco vaivén cuando el tren pasa por encima de la deformación de la vía».