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Javier Molina, mister Balears, acaba de regresar de disputar el Mister España, en el que ha quedado clasificado en quinta posición, «según me comentaron algunos miembros del jurado». Ayer por la mañana, y como quien dice a las pocas horas de haber regresado a Palma, estuvo en El Corte Inglés, donde Bibi, gorra en ristre, rotulador en mano y con una facilidad pasmosa, le hizo una magnífica caricatura. La que ven. Como además Javier coincidió con los chavales del colegio Obispo Verger, de Santanyí, y habiendo sido reconocido por una de las profesoras, que explicó a los alumnos quién era y el significado de Mister España, algunos de ellos pidieron fotografiarse con él, y él, encantado, posó con todos. Y todas. Incluso con la azafata.

Mister Balears, pese a su posición en Mister España -que tampoco es mala, pues como bien dice el refrán, no hay quinto malo-, está satisfecho por el papel hecho entre 52 candidatos, pero sobre todo por la experiencia que ha vivido a lo largo de casi una semana, a pesar de que a nada que puso los pies en el hotel de concentración de Oropesa (Castellón) se le vino la moral a los suelos al ver a algunos de los aspirantes, mucho más altos y definidos que él, seguramente por las muchas horas que han estado esculpiendo músculo en el gimnasio. ¿Que si pese a eso hubo buen rollete entre todos? «Pues entre los cincuenta y dos que éramos, yo diría que sí. ¡Hombre!, yo congenié con unos treinta y tantos, y con el resto apenas hablé. Hubo grupitos, pero en general no hubo mal rollo, no. Y al final, todos amigos».

Para Javier lo fundamental en la elección de Mister España «estuvo en la entrevista que mantuvimos todos los aspirantes con el jurado, la víspera de la final. Allí, creo que se decidió todo. Prueba de ello es que al día siguiente, cuando los presentadores iban anunciando a los diez finalistas, entre los que afortunadamente me encontraba yo, me fijé que en el papel que tenía uno de ellos, nuestros nombres figuraban escritos con letra impresa. No sé, pero por ese detalle me dio la impresión de que los diez finalistas ya estaban decididos».

Pedro Prieto