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Àngels Estévez, una pontevedresa licenciada en Filología Catalana, ha sido la artífice de que los niños nacidos en Balears puedan inscribirse en el Registro Civil con hipocorísticos, o formas abreviadas de los nombres, usadas coloquialmente, que hayan adquirido a lo largo del tiempo «sustantividad propia». De tal manera, Biel, Tomeu, Lina o Catina pueden ser inscritos como tal.

La lucha de esta filóloga empezó cuando Antonio Ballester, novio de su hija Sabela, le pidió ayuda para cambiar su nombre por el hipocorístico Toni. El Registro Civil denegó la petición por «tratarse de un diminutivo».

Angels reclamó entonces la ayuda de la Obra Cultural Balear (OCB), la Universitat de les Illes Balears (UIB) y la Dirección General de Política Lingüística (DGPL). Los tres organismos le dijeron que el caso no era relevante. Momento en el que Àngels se dirigió a la Oficina de Onomástica de l'Institut d'Estudis Catalans en estos términos: «En las Islas Balears se da el fenómeno curioso de que el Registro Civil admite el nombre de Tony (en inglés) pero no en catalán. Además de nombres como Chenoa o Lluna». Fue en abril de 2002 cuando el Institut d'Estudis Catalans le remitió una carta en la que le informó: «Toni es una variante correcta en catalán del antropónimo masculino Antoni... y tiene tradición de uso desde la Edad Media».

Con esta carta se dirigió de nuevo a la DGPL, que a su vez, reclamó, en mayo de 2002, un pronunciamiento oficial de la UIB sobre la conveniencia o no de admitir hipocorísticos en catalán. La respuesta del Gabinete de Onomástica de la UIB fue: «El uso y la inscripción de hipocorísticos presenta muchos problemas... Sería desmontar la tradición de nuestra cultura popular, inventar una nueva antroponímia y enterrar la tradición catalana».