El verdadero juez de la historia debe ser el pueblo. Por eso
debemos sentirnos orgullosos de la magnífica respuesta que los
palmesanos, los mallorquines y algunos extranjeros ya brindaron
ayer desde primeras horas de la mañana al Museu d'Art Modern i
Contemporani Es Baluard. Después de años de gestación -con un
consenso político raras veces alcanzado, hay que recordarlo- y
largos meses de obras y preparativos, en las últimas semanas el
museo ha sido noticia por lo que ya se predecía como un
acontecimiento de primerísimo orden, aunque no han faltado algunas
críticas de sectores muy minoritarios que han querido, y no han
logrado, ensombrecer un día memorable en la historia de Palma.
La verdad más contundente está lejos de esas sombras de
polémica. La tienen los miles de mallorquines que han acogido con
enorme satisfacción y orgullo la iniciativa pública-privada que ha
dado a luz a Es Baluard.
Ahora, el Museu, inaugurado por los Reyes, es una realidad
poderosa e integradora que se lleva de calle los elogios de la
ciudadanía. Es una realidad la soberbia resolución arquitectónica
del proyecto de los arquitectos Jaime y Luis García Ruiz, Vicenç
Tomàs Esteva y Àngel Sáchez-Cantalejo; y lo es también la oferta
artística que se pone al alcance de la población.
Y es esa ciudadanía la que tiene la última palabra, pues de ella
dependerá, a la postre, que el museo se convierta en una
herramienta cultural para Palma, para Mallorca entera y todos sus
visitantes.
Detrás de las palabras quedan los hechos y éstos hablan de un
éxito incontestable. Más de dos mil quinientas personas visitaron
el recinto en su primera jornada de puertas abiertas. Bastaba
contemplar ayer las larguísimas colas que los palmesanos supieron
soportar para conocer lo que ya es su museo, el museo de todos.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.