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La procesión de los estandartes de las cofradías de Penitentes de Palma significó la primera de las manifestaciones cofrades de la Semana Santa en el breve trayecto que va desde Sant Antoniet hasta la basílica de Sant Francesc por las calles Sant Miquel, Colón, Cort y Santa Eulàlia. El conjunto de estandartes arroparon el acto del pregón en el altar mayor de la basílica, que este año pronunció Felicià Fuster, presidente honorario de Gesa-Endesa. Al solemne acto acudieron el obispo de Mallorca, Jesús Murgui; la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer; el presidente de la Asociación de Cofradías, Tomás Darder, entre otros.

Feliciano Fuster destacó que «el mundo de la Semana Santa me hace retroceder al pasado: a mis vivencias en Palma y Santa Margalida entre cuculles; como marinero en Cartagena, de haber participado en aquellas procesiones, aunque añorara las de Palma, y la iniciativa de fundar junto a Pep Zaforteza Musoles una cofradía entre los compañeros ingenieros, que al final se truncó. Sobre las cofradías y su papel en la Semana Santa señaló que «centradas en la valoración y la transmisión del episodio más trascendental de la vida de Jesús, son un claro antecendente del voluntariado actual, que ha surgido en tantos casos para contribuir a paliar las injusticias humanas, las desigualdades, la enfermedad, la pobreza, realidades vivenciales que el cristiano tiene enmarcadas en su cuadro de prioridades.

Concluyó indicando que «La muerte de Jesús, paso necesario para la Resurreccción, es su servicio al hombre; el inicio de un hombre nuevo; la muerte del culto al poder, al dinero, a la avaricia y a la iniquidad. Es la reconciliación de todos con el amor y la paz». La orquesta «Aula 98» cerró el acto con un concierto para piano y orquesta dirigida por Joana Maria Coll