Mallorca, un año más, se convierte en uno de los destinos más
importantes de los viajes de estudios de españoles y portugueses.
En opinión de algunos de los profesores que encabezan las distintas
expediciones y de quienes dirigen las discotecas que suelen
frecuentar, este año han llegado algunos más que en anteriores. Sin
ir más lejos, Piedad García-Murga, profesora de latín del instituto
Carolina Coronado, de Almendralejo (Badajoz), jefa de la expedición
de los alumnos (92) de primero de Bachillerato que han viajado este
año a Mallorca, dice que «somos 12 más que el año anterior».
Naturalmente, Piedad no está sola al frente de ellos. La acompañan
otros tres profesores.
El viaje de una semana, más el hotel todo incluido, les cuesta
370 euros, más otros 200 que por término medio se traen para
gastos. Por norma general, los alumnos dejan en un segundo plano
las visitas a monumentos, «aunque cuando vamos a visitarlos, a
pesar de que a principio van un poco a regañadientes, terminan
disfrutando». Pero, realmente, lo que les gusta es la playa, la
discoteca y las compras en Palma, «hasta donde van a veces solos,
con el bus». Cuenta Piedad que les ofrecen un lote de cinco
discotecas por 70 euros, con derecho a una o dos copas, «depende de
la discoteca, más una camiseta, más el autocar, pues nos llevan y
nos traen. A veces me han criticado que sólo van a discotecas, cosa
que no es cierta -dice Piedad-, pero y si van, ¿qué? ¿Acaso no es
una forma de hacer cultura y de relacionarse con gente nueva?
En el lote se incluye una excursión a Sóller y sa Calobra, que
realizan en tren, autocar y barco. «Lo que más nos gusta -dice una
chica- es el barco». Curiosamente, no acostumbrados a viajar en él,
resulta que se marean más en autocar que navegando. En cuanto a
problemas, pocos. Bueno, sí. Uno de los chicos tropezó y se
fastidió un pie, por lo que en los últimos días ha de andar con
muletas.
Pedro Prieto
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