TW
0

Según nos cuenta Toni Yoh, restaurador chino (cadena de restaurantes Gran Dragón) oriundo de Shanghai, afincado en Mallorca e impulsor de este viaje, las posibilidades que ofrece este país en cuanto a inversiones son enormes, dato que nos confirmaría posteriormente Gu Yungquian, profesor de español en la universidad de Shanghai y ex cónsul y ex canciller de la embajada de China en Madrid de 1998 a 2001, que se ha sumado al grupo como guía y asesor.

«Uno de los factores más importantes que animan a invertir en China es que durante los dos primeros años no pagas impuestos, y que éstos, en los dos siguientes son del cincuenta por ciento». Por otra parte, es sabido que salvo en el área metropolitana de Shanghai, los terrenos para construir hoteles o fábricas son baratos -dependiendo de la inversión, se pueden abaratar más, incluso no cobrarlos si aquella es muy importante; eso sí: dejaremos claro desde el principio que, salvo en casos excepcionales, la venta de terreno por parte del Gobierno no es de por vida sino que suele ser por cincuenta años renovables-; que la mano de obra es también muy barata (un obrero de la construcción gana entre 50 y 60 euros al mes); que en determinados casos la seguridad social se incluye en el jornal; que en cuanto a seguridad, China, según dicen los mismos chinos, es el lugar más seguro del mundo; y que sobre todo puede ser buen negocio la exportación, dado los precios baratos que rigen en el mercado chino.

«Aunque, lo más importante sea -señaló Tony Yoh- saber escuchar, y así poder estudiar muy bien todas las ofertas que se nos hagan en cualquiera de los campos de inversión y, por supuesto, saber negociar antes de decidirse por algo en concreto». Para el restaurador chino-mallorquín «siempre es más aconsejable no hacer negocios con el Estado chino, pues este, luego, no quiere reinvertir las ganancias en el mismo, sino hacerlos por cuenta de cada inversionista. Se llega a un acuerdo con el Gobierno, tanto en la adquisición del terreno como en el de pago de impuestos, y a trabajar».

Pedro Prieto (China)