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El Royal Clipper, el velero más grande del mundo, hizo escala ayer en Palma procedente del Caribe, con 228 pasajeros que disfrutaron por unas horas de las instalaciones y servicios del hotel Port Adriano, cuyo director, Carlos Batista, junto con el director de Mallorca Marriot, Bernard Meyer, fueron recibidos por su capitán, Hans, en una comida a bordo con los medios de comunicación.

Construido en homenaje al mítico Preussen de 1902, este enorme buque de vela de 134 metros de eslora (único cinco mástiles, que alcanza los 60 metros de altura con aparejo de 42 velas cuadras que suman 5.200 metros cuadrados), combina el romance de antaño en su decoración con abundancia de maderas nobles y terciopelo rojo, con el confort de un gran yate moderno atendido por 42 tripulantes de 29 nacionalidades. Su puerto base este año será Civitavecchia, puerto de Roma, desde donde realizará cruceros de una semana por Italia, que en una suite se ofrecen al precio de 8.000 euros.

Nada más franquear la pasarela del Royal Clipper, se siente el carácter de un auténtico Tall Ship, heredero en su faceta crucerística de sus ilustres antecesores destinados a desafiar el Cabo de Hornos en sus rutas comerciales. El Royal Clipper, ideado para travesias más tranquilas, no se libró anoche de la fuerte tormenta que agitó el mar balear. Su estabilidad, mayor que la de un buque convencional, no defraudó, aunque demoró en tres horas su llegada.

Gabriel Alomar