Centenares de alcudiencs se reunieron ayer en la ermita de la
Victòria para celebrar un año más la tradicional fiesta de la Mare
de Déu de la Victòria.
Comida, música, avellanas y peladillas, baile y tradición no
faltaron en esta fiesta, que incluyó una año más el particular
baile, que cada 2 de julio, realiza en la Victòria el alcalde de la
localidad, ante la divertida y cariñosa mirada de los vecinos de
Alcúdia.
Miquel Ferrer (UM), acompañado de su esposa, y visiblemente
avergonzado, fue el encargado de abrir el baile, y demostrando una
mayor soltura que años anteriores, bailó una jota mallorquina.
El popular baile terminó con la ya esperada lluvia de avellanas
y peladillas que cayó sobre la pareja y que puso punto y final a la
danza.
Inmediatamente los más pequeños se lanzaron a la pista de baile
para recoger del suelo los dulces.
La jornada festiva comenzó por la mañana, con la celebración de
una misa en la ermita de la Victòria en la que tras besar la imagen
de la Mare de Déu, los fieles recibieron una rama de camomila.
Tras el oficio religioso, y mientras los mayores se encargaban
de cocinar una gran paella popular, los más pequeños se divirtieron
compitiendo en carreras de corregudes de joies y otros juegos
infantiles.
Después de la comida le llegó el turno a la banda municipal de
música, que tras interpretar la pieza «Amparito Roca», el director
del grupo musical, le pasó la batuta al alcalde de Alcúdia,
invitándole a dirigir «Paquito chocolatero» ante la sonrisa del
resto de concejales del Ajuntament alcudienc. Tras dirigir la
banda, el alcalde Miquel Ferrer cumplió con la tradición de bailar
la jota.
Elena Dávila
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