Esther, que cada vez se parece más a Sara Montiel, con coletas, visera, sombrero en la mano y flores.

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Esther y Alicia Koplowitz han estado en Palma durante dos días. A Esther la acompañaba el marqués de Cubas y sus dos hijas.

Anteayer, Alicia, Esther y el marqués, en un jaguar de color blanco, se trasladaron a la Costa de los Pinos, para hacer una visita. Por espacio de una hora permanecieron hablando con sus amigos en el jardín de la casa de éstos. Casi al anochecer regresaron al Nixe Palas, el hotel donde han estado hospedados.

A media mañana de ayer, el servicio de seguridad de las dos hermanas comenzó a llenar de maletas los maleteros de dos furgonetas. A mediodía, abandonaron el hotel. La más hábil fue Alicia, que ni la vimos. Esther, en cambio, que salía muy confiada portando un centro de mesa en la mano, se llevó todos los chispazos. Cuando quiso reaccionar era tarde. Estaba más que pillada. Con prisas entró en el Mercedes de color blanco que arrancó dejando al marques de Cubas en la acera, tirando del troley, sin saber lo que pasaba. «¡Eh, que me dejáis!», pero los del coche, ni caso. Así que, cariacontecido, se subió en la furgoneta que tomó la dirección del europuerto, terminal de vuelos privados, donde aguardaban los demás, y desde donde fueron trasladados a un jet que despegó sobre la una del mediodía.

¡Jo, qué movida!
Pedro Prieto
Fotos: Julián Aguirre