Cerca de ochocientas personas, entre miembros de la Plataforma
Salvem La Real, de la Plataforma «Autovías No», independentistas y
radicales, se propusieron como objetivo que la romería no llegara
al monasterio. Y lo habrían conseguido si la veintena de efectivos
de la Policía Nacional, incluidos antidisturbios, no hubieran
prestado ayuda a los romeros que querían llegar al monasterio a
toda costa. El primer obstáculo surgió en el cruce del Camí dels
Reis, cortado por los manifestantes, donde la policía empezó a
abrir paso a la comitiva entre empujones.
En el estrecho camino que conduce al monasterio de La Real, la
comitiva encabezada por Catalina Cirer fue recibida con una fuerte
cacerolada, protagonizada por varias decenas de vecinos, que
increparon al equipo de gobierno municipal con gritos de: «Qui
estima Mallorca no la destrueix» y «Salvem La Real». Manifestantes
y romeros se unieron en la marcha hacia el monasterio, lo que
provocó continuos momentos de tensión. Los efectivos policiales
seguían abriendo paso a la alcaldesa Cirer. Entre empujones avanzó
la comitiva.
La procesión se complicó aún más a las puertas del recinto del
monasterio. Varias pancartas pertenecientes a las Plataformas de
«Autovías no» y «Salvem La Real» adornaban la valla de entrada, con
lemas como «El asesino vuelve siempre al lugar del crimen». Allí,
otro nutrido grupo de manifestantes se plantó ante los efectivos
policiales que abrían el paso a la comitiva para impedir el acceso
a las 1.500 personas que integraban la romería. Se oyeron insultos
como «asesinos» y «fascistas», lanzados contra la alcaldesa y su
equipo de gobierno.
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